sábado, 1 de febrero de 2014

Lectura de la Biblia en un año 2016





2016

domingo, 5 de enero de 2014

La Biblia en un Año 28 De Febrero


Números 17-18

Nueva Versión Internacional (NVI)

La vara de Aarón

17 El Señor le ordenó a Moisés: «Diles a los israelitas que traigan doce varas, una por cada familia patriarcal, es decir, una por cada uno de los jefes de las familias patriarcales. Escribe el *nombre de cada uno de ellos sobre su propia vara. Sobre la vara de Leví escribe el nombre de Aarón, pues cada jefe de familia patriarcal debe tener su vara.Colócalas frente al arca del *pacto, en la Tienda donde me reúno con ustedes. La vara que retoñe será la de mi elegido. De ese modo me quitaré de encima las constantes quejas que los israelitas levantan contra ustedes.»
Moisés se lo comunicó a los israelitas, y los jefes le entregaron doce varas, una por cada jefe de su familia patriarcal. Entre ellas estaba la vara de Aarón. Moisés colocó las varas delante del Señor, en la Tienda del pacto.
Al día siguiente, Moisés entró en la Tienda del pacto y, al fijarse en la vara que representaba a la familia de Leví, vio que la vara de Aarón no sólo había retoñado, sino que también tenía botones, flores y almendras. Sacó entonces de la presencia del Señor todas las varas, y las puso delante de los israelitas, para que por sí mismos vieran lo que había ocurrido, y cada jefe tomó su propia vara.
10 El Señor le dijo a Moisés: «Vuelve a colocar la vara de Aarón frente al arca del pacto, para que sirva de advertencia a los rebeldes. Así terminarás con las quejas en contra mía, y evitarás que mueran los israelitas.»
11 Moisés hizo todo tal como el Señor se lo ordenó. 12 Entonces los israelitas le dijeron a Moisés: «¡Estamos perdidos, totalmente perdidos! ¡Vamos a morir! 13 Todo el que se acerca al santuario del Señor muere, ¡así que todos moriremos!»

Deberes de sacerdotes y levitas

18 El Señor le dijo a Aarón: «Todos los de la tribu de Leví se expondrán a sufrir las consecuencias de acercarse a las cosas sagradas, pero de entre ellos sólo tú y tus hijos se expondrán a las consecuencias de ejercer el sacerdocio.Cuando tú y tus hijos estén ministrando delante de la Tienda del *pacto, tendrán como ayudantes a sus hermanos de la tribu de Leví. Ellos te ayudarán en tus deberes y estarán a cargo de la *Tienda de reunión, pero no se acercarán a los objetos sagrados ni al altar, para que no mueran. Ellos serán tus ayudantes, y estarán a cargo de la Tienda de reunión y de todo su servicio. Así que, cuando ustedes ministren, nadie que no esté autorizado se les acercará.
»Sólo ustedes estarán a cargo de las cosas sagradas y del altar, para que no se vuelva a derramar mi ira sobre los israelitas. Considera que yo mismo he escogido, de entre la comunidad, a tus hermanos los levitas, para dártelos como un regalo. Ellos han sido dedicados al Señor para que sirvan en la Tienda de reunión. Pero sólo tú y tus hijos se harán cargo del sacerdocio, es decir, de todo lo referente al altar y a lo que está detrás de la cortina. A ustedes les doy de regalo el sacerdocio, pero cualquier otro que se acerque a las cosas sagradas será condenado a muerte.»

Privilegios de los sacerdotes

El Señor le dijo a Aarón: «Yo mismo te he puesto a cargo de todas las cosas sagradas que los israelitas me traen como contribución. A ti y a tus hijos se las he entregado como su porción consagrada, como estatuto perpetuo. Te corresponderán las cosas más sagradas, que no se queman en el altar. Tuya será toda ofrenda que presenten los israelitas, junto con las ofrendas de cereal, los sacrificios *expiatorios y los sacrificios por la culpa. Todo esto que ellos me traen será algo muy *santo para ti y para tus hijos. 10 Comerás de las cosas más sagradas, y las considerarás santas. Todo varón comerá de ellas.
11 »También te corresponderán las contribuciones de todas las ofrendas mecidas que me presenten los israelitas. A ti y a tus hijos y a tus hijas se las he dado, como estatuto perpetuo.
12 »De las *primicias que ellos traen al Señor te doy también lo mejor del aceite, del vino nuevo y de los cereales.13 Ellos traerán al Señor las primicias de todo lo que la tierra produce, y yo te las entregaré a ti. Toda persona que esté ritualmente *pura podrá comer de ellas.
14 »Todo lo que en Israel haya sido dedicado por completo al Señor, será tuyo. 15 Todo primogénito presentado al Señorserá tuyo, ya sea de *hombre o de animal. Pero rescatarás al primogénito nacido de hombre y al de animales impuros.16 El rescate tendrá lugar cuando el primogénito tenga un mes de edad. El precio del rescate será de cinco monedas de plata, según la moneda oficial del santuario, que pesa once gramos.[a]
17 »Pero no podrás rescatar al primogénito de un toro, de una oveja o de un macho cabrío, pues son santos. Rociarás su sangre en el altar, y quemarás su grasa como ofrenda presentada por fuego, de aroma grato al Señor18 Pero la carne será tuya, lo mismo que el pecho de la ofrenda mecida y el muslo derecho. 19 Yo, el Señor, te entrego todas las contribuciones sagradas que los israelitas me presentan. Son tuyas, y de tus hijos y de tus hijas, como estatuto perpetuo. Éste es un *pacto perpetuo, sellado en mi presencia, con sal. Es un pacto que hago contigo y con tus descendientes.»

Privilegios de los levitas

20 El Señor le dijo a Aarón: «Tú no tendrás herencia en el país, ni recibirás ninguna porción de tierra, porque yo soy tu porción; yo soy tu herencia entre los israelitas.
21 »A los levitas les doy como herencia, y en pago por su servicio en la *Tienda de reunión, todos los diezmos de Israel. 22 Si los israelitas volvieran a cometer el pecado de acercarse a la Tienda de reunión, morirían. 23 Por eso únicamente los levitas servirán en la Tienda de reunión y cargarán con la culpa de los israelitas. El siguiente es un estatuto perpetuo para todas las generaciones venideras: Los levitas no recibirán herencia entre los israelitas,24 porque yo les he dado como herencia los diezmos que los israelitas ofrecen al Señor como contribución. Por eso he decidido que no tengan herencia entre los israelitas.»

El diezmo de los diezmos

25 El Señor le ordenó a Moisés 26 que les dijera a los levitas: «Cuando reciban de los israelitas los diezmos que les he dado a ustedes como herencia, ofrézcanme, como contribución, el diezmo de esos diezmos. 27 La contribución que ustedes me presenten les será contada como si fuera trigo de la era o mosto del lagar. 28 Así que reservarán para mí, como su contribución, el diezmo de todos los diezmos que reciban de los israelitas, y se lo entregarán al sacerdote Aarón. 29 De todos los dones que reciban, reservarán para mí una contribución. Y me consagrarán lo mejor.
30 »Cuando me hayan presentado la mejor parte, se les tomará en cuenta como si fuera vino o grano. 31 Lo que sobre, ustedes y sus familias podrán comerlo donde quieran. Ése será el pago por su ministerio en la *Tienda de reunión.32 Después de presentarme el diezmo de los diezmos, ya no será pecado que coman lo que sobre.
»No profanen las ofrendas sagradas de los israelitas, porque de lo contrario morirán.»

Hechos 11

Nueva Versión Internacional (NVI)

Pedro explica su comportamiento

11 Los apóstoles y los hermanos de toda Judea se enteraron de que también los *gentiles habían recibido la palabra de Dios. Así que cuando Pedro subió a Jerusalén, los defensores de la circuncisión lo criticaron diciendo:
—Entraste en casa de hombres incircuncisos y comiste con ellos.
Entonces Pedro comenzó a explicarles paso a paso lo que había sucedido:
—Yo estaba orando en la ciudad de Jope y tuve en éxtasis una visión. Vi que del cielo descendía algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, bajaba hasta donde yo estaba. Me fijé en lo que había en ella, y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y aves. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro; mata y come.” Repliqué: “¡De ninguna manera, Señor! Jamás ha entrado en mi boca nada *impuro o inmundo.” Por segunda vez insistió la voz del cielo: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.” 10 Esto sucedió tres veces, y luego todo volvió a ser llevado al cielo.
11 »En aquel momento se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres que desde Cesarea habían sido enviados a verme. 12 El Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos seis hermanos, y entramos en la casa de aquel hombre. 13 Él nos contó cómo en su casa se le había aparecido un ángel que le dijo: “Manda a alguien a Jope para hacer venir a Simón, apodado Pedro. 14 Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia.”
15 »Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros.16 Entonces recordé lo que había dicho el Señor: “Juan bautizó con[a] agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.” 17 Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor *Jesucristo, ¿quién soy yo para pretender estorbar a Dios?
18 Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo:
—¡Así que también a los gentiles les ha concedido Dios el *arrepentimiento para vida!

La iglesia en Antioquía

19 Los que se habían dispersado a causa de la persecución que se desató por el caso de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin anunciar a nadie el mensaje excepto a los judíos. 20 Sin embargo, había entre ellos algunas personas de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas *nuevas acerca del Señor Jesús. 21 El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor.
22 La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén, y mandaron a Bernabé a Antioquía. 23 Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor, 24 pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Un gran número de personas aceptó al Señor.
25 Después partió Bernabé para Tarso en busca de Saulo, 26 y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.
27 Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía. 28 Uno de ellos, llamado Ágabo, se puso de pie y predijo por medio del Espíritu que iba a haber una gran hambre en todo el mundo, lo cual sucedió durante el reinado de Claudio. 29 Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea. 30 Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los *ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.


La Biblia en un Año 27 De Febrero


Números 15-16

Nueva Versión Internacional (NVI)

Leyes adicionales sobre las ofrendas

15 El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: «Después de que hayan entrado en la tierra que les doy para que la habiten, tal vez alguno quiera ofrecerle al Señor una vaca o una oveja, ya sea como ofrenda presentada por fuego, o como *holocausto, o como sacrificio para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, o para celebrar una fiesta solemne. Para que esa ofrenda sea un aroma grato al Señorel que presente su ofrenda deberá añadirle, como ofrenda de cereal al Señor, dos kilos de flor de harina mezclada con un litro[a] de aceite. A cada cordero que se le ofrezca al Señor como holocausto o sacrificio se le añadirá como libación un litro[b] de vino.
»Si se trata de un carnero, se preparará una ofrenda de cereal de cuatro kilos[c] de flor de harina, mezclada con un litro y medio[d] de aceite. Como libación ofrecerás también un litro y medio de vino. Así será una ofrenda de aroma grato al Señor.
»Si ofreces un novillo como holocausto o sacrificio, a fin de cumplir un voto o hacer un sacrificio de *comunión para elSeñorjunto con el novillo presentarás, como ofrenda de cereal, seis kilos[e] de flor de harina mezclada con dos litros[f]de aceite. 10 Presentarás también, como libación, dos litros de vino. Será una ofrenda presentada por fuego, de aroma grato al Señor11 Cada novillo, carnero, cordero o cabrito, deberá prepararse de la manera indicada. 12 Procederás así con cada uno de ellos, sin que importe el número de animales que ofrezcas.
13 »Cada vez que un israelita presente una ofrenda por fuego, de aroma grato al Señor, se ceñirá a estas instrucciones.14 Si un extranjero que viva entre ustedes desea presentar una ofrenda por fuego, de aroma grato al Señor, se ceñirá a estas mismas instrucciones, 15 porque en la comunidad regirá un solo estatuto para ti y para el extranjero que viva en tus ciudades. Será un estatuto perpetuo para todos tus descendientes. Tú y el extranjero son iguales ante el Señor,16 así que la misma ley y el mismo derecho regirán, tanto para ti como para el extranjero que viva contigo.»

Ofrenda de los primeros frutos

17 El Señor le ordenó a Moisés 18 que les dijera a los israelitas: «Cuando entren en la tierra adonde los llevo, 19 y coman de lo que ella produce, ofrecerán una contribución al Señor20 De tu primera horneada presentarás, como contribución, una torta de flor de harina. 21 Todos tus descendientes ofrecerán perpetuamente al Señor una contribución de la primera horneada.

Ofrendas por pecados inadvertidos

22 »Podría ocurrir que ustedes pecaran inadvertidamente, y que no cumplieran con todos los mandamientos que el Señorentregó a Moisés, 23 es decir, con todos los mandamientos que el Señor les dio a ustedes por medio de Moisés, desde el día en que los promulgó para todos sus descendientes. 24 Si el pecado de la comunidad pasa inadvertido, ésta ofrecerá un novillo como *holocausto de aroma grato al Señor, junto con la libación, la ofrenda de cereal y un macho cabrío como sacrificio *expiatorio, tal como está prescrito. 25 El sacerdote hará *propiciación en favor de toda la comunidad israelita, y serán perdonados porque fue un pecado inadvertido y porque presentaron al Señor una ofrenda por fuego y un sacrificio expiatorio por el pecado inadvertido que cometieron. 26 Toda la comunidad israelita será perdonada, junto con los extranjeros, porque todo el pueblo pecó inadvertidamente.
27 »Si es una persona la que peca inadvertidamente, deberá presentar, como sacrificio expiatorio, una cabra de un año.28 El sacerdote hará propiciación ante el Señor en favor de la persona que inadvertidamente haya pecado. El sacerdote hará propiciación, y la persona que pecó será perdonada. 29 Una sola ley se aplicará para todo el que peque inadvertidamente, tanto para el israelita como para el extranjero residente.
30 »Pero el que peque deliberadamente, sea nativo o extranjero, ofende al Señor. Tal persona será eliminada de la comunidad, 31 y cargará con su culpa, por haber despreciado la palabra del Señor y quebrantado su mandamiento.»

Quebrantamiento del día de reposo

32 Un *sábado, durante la estadía de los israelitas en el desierto, un hombre fue sorprendido recogiendo leña.33 Quienes lo sorprendieron lo llevaron ante Moisés y Aarón, y ante toda la comunidad. 34 Al principio sólo quedó detenido, porque no estaba claro qué se debía hacer con él. 35 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Ese hombre debe morir. Que toda la comunidad lo apedree fuera del campamento.» 36 Así que la comunidad lo llevó fuera del campamento y lo apedreó hasta matarlo, tal como el Señor se lo ordenó a Moisés.

Flecos recordatorios

37 El Señor le ordenó a Moisés 38 que les dijera a los israelitas: «Ustedes y todos sus descendientes deberán confeccionarse flecos, y coserlos sobre sus vestidos con hilo de color púrpura. 39 Estos flecos les ayudarán a recordar que deben cumplir con todos los mandamientos del Señor, y que no deben prostituirse ni dejarse llevar por los impulsos de su *corazón ni por los deseos de sus ojos. 40 Tendrán presentes todos mis mandamientos, y los pondrán por obra. Así serán mi pueblo consagrado. 41 Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de Egipto para ser su Dios. ¡Yo soy el Señor

La rebelión de Coré, Datán y Abirán

16 Coré, que era hijo de Izar, nieto de Coat y bisnieto de Leví, y los rubenitas Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On hijo de Pélet, se atrevieron a sublevarse contra Moisés, con el apoyo de doscientos cincuenta israelitas. Todos ellos eran personas de renombre y líderes que la comunidad misma había escogido. Se reunieron para oponerse a Moisés y a Aarón, y les dijeron:
—¡Vosotros habéis ido ya demasiado lejos! Si toda la comunidad es *santa, lo mismo que sus miembros, y el Señorestá en medio de ellos, ¿por qué os creéis vosotros los dueños de la comunidad del Señor?
Cuando Moisés escuchó lo que le decían, se inclinó ante ellos y les respondió a Coré y a todo su grupo:
—Mañana el Señor dirá quién es quién. Será él quien declare quién es su escogido, y hará que se le acerque. Coré, esto es lo que tú y tu gente harán mañana: tomarán incensarios, y les pondrán fuego e incienso en la presencia delSeñor. El escogido del Señor será aquel a quien él elija. ¡Son ustedes, hijos de Leví, los que han ido demasiado lejos!
Moisés le dijo a Coré:
—¡Escúchenme ahora, levitas! ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado del resto de la comunidad para que estén cerca de él, ministren en el santuario del Señor, y se distingan como servidores de la comunidad?10 Dios mismo los ha puesto a su lado, a ti y a todos los levitas, ¿y ahora quieren también el sacerdocio? 11 Tú y tu gente se han reunido para oponerse al Señor, porque ¿quién es Aarón para que murmuren contra él?
12 Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab, pero ellos contestaron:
—¡No iremos! 13 ¿Te parece poco habernos sacado de la tierra donde abundan la leche y la miel, para que ahora quieras matarnos en este desierto y dártelas de gobernante con nosotros? 14 Lo cierto es que tú no has logrado llevarnos todavía a esa tierra donde abundan la leche y la miel, ni nos has dado posesión de campos y viñas. Lo único que quieres es seguir engatuzando[g] a este pueblo. ¡Pues no iremos!
15 Entonces Moisés, sumamente enojado, le dijo al Señor:
—No aceptes la ofrenda que te traigan, que yo de ellos no he tomado ni siquiera un asno, ni les he hecho ningún daño.
16 A Coré, Moisés le dijo:
—Tú y tu gente y Aarón se presentarán mañana ante el Señor17 Cada uno de ustedes se acercará al Señor con su incensario lleno de incienso, es decir, se acercarán con doscientos cincuenta incensarios. También tú y Aarón llevarán los suyos.
18 Así que cada uno, con su incensario lleno de fuego e incienso, se puso de pie a la entrada de la *Tienda de reunión, junto con Moisés y Aarón. 19 Cuando Coré hubo reunido a toda su gente en contra de Moisés y Aarón a la entrada de la Tienda de reunión, la gloria del Señor se apareció ante todos ellos. 20 Entonces el Señor les dijo a Moisés y a Aarón:
21 —Apártense de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas.
22 Pero Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra, y exclamaron:
Señor, Dios de toda la humanidad:[h] un solo hombre ha pecado, ¿y vas tú a enojarte con todos ellos?
23 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
24 —Ordénales que se alejen de las tiendas de Coré, Datán y Abirán.
25 Moisés y los *ancianos de Israel fueron adonde estaban Datán y Abirán. 26 Entonces Moisés le advirtió a la gente:
—¡Aléjense de las tiendas de estos impíos! No toquen ninguna de sus pertenencias, para que ustedes no sean castigados por los pecados de ellos.
27 El pueblo se alejó de las tiendas de Coré, Datán y Abirán. Los dos últimos habían salido a la entrada de sus tiendas, y estaban allí, de pie, con sus esposas y todos sus hijos.
28 Moisés siguió diciendo:
—Ahora van a saber si el Señor me ha enviado a hacer todas estas cosas, o si estoy actuando por mi cuenta. 29 Si estos hombres mueren de muerte natural, como es el destino de todos los hombres, eso querrá decir que el Señor no me ha enviado. 30 Pero si el Señor crea algo nuevo, y hace que la tierra se abra y se los trague con todas sus pertenencias, de tal forma que desciendan vivos al *sepulcro, entonces sabrán que estos hombres menospreciaron al Señor.
31 Tan pronto como Moisés terminó de hablar, la tierra se abrió debajo de ellos; 32 se abrió y se los tragó, a ellos y a sus familias, junto con la gente y las posesiones de Coré. 33 Bajaron vivos al sepulcro, junto con todo lo que tenían, y la tierra se cerró sobre ellos. De este modo fueron eliminados de la comunidad. 34 Al oírlos gritar, todos los israelitas huyeron de allí exclamando:
—¡Corramos, no sea que la tierra nos trague también a nosotros!
35 Y los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso fueron consumidos por el fuego del Señor.

Los incensarios

36 El Señor le dijo a Moisés: 37 «Ya que ahora los incensarios son *santos, ordena a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que los retire del rescoldo y que esparza las brasas. 38 Toma los incensarios de aquellos que pecaron a costa de su *vida, y haz con ellos láminas para recubrir el altar. Ahora son santos, porque fueron presentados ante el Señor, y serán así una señal para los israelitas.»
39 Entonces el sacerdote Eleazar recogió esos incensarios, y con ellos mandó hacer láminas para recubrir el altar. 40 Las láminas quedaron allí, como advertencia a los israelitas, para que ninguno que no fuera descendiente de Aarón ni estuviera autorizado se atreviera a ofrecer incienso ante el Señor; de lo contrario, le sucedería lo mismo que a Coré y su gente, tal como el Señor se lo había advertido por medio de Moisés.

Aarón intercede por el pueblo

41 Al día siguiente, toda la congregación de los israelitas volvió a murmurar contra Moisés y Aarón, alegando:
—Ustedes mataron al pueblo del Señor.
42 Como la congregación empezó a amotinarse contra Moisés y Aarón, éstos se dirigieron a la *Tienda de reunión. De repente la nube cubrió la Tienda, y apareció la gloria del Señor43 Entonces Moisés y Aarón se detuvieron frente a la Tienda de reunión, 44 y el Señor le dijo a Moisés:
45 —Apártate de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas.
Ellos se postraron rostro en tierra, 46 y Moisés le dijo a Aarón:
—Toma tu incensario y pon en él algunas brasas del altar; agrégale incienso, y vete corriendo adonde está la congregación, para hacer *propiciación por ellos, porque la ira del Señor se ha desbordado y el azote divino ha caído sobre ellos.
47 Aarón hizo lo que Moisés le dijo, y corrió a ponerse en medio de la asamblea. El azote divino ya se había desatado entre el pueblo, así que Aarón ofreció incienso e hizo propiciación por el pueblo. 48 Se puso entre los vivos y los muertos, y así detuvo la mortandad. 49 Con todo, catorce mil setecientas personas murieron, sin contar las que perdieron la vida por causa de Coré. 50 Una vez que cesó la mortandad, Aarón volvió a la entrada de la Tienda de reunión, donde estaba Moisés.

Hechos 10

Nueva Versión Internacional (NVI)

Cornelio manda llamar a Pedro

10 Vivía en Cesarea un centurión llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano. Él y toda su familia eran devotos y temerosos de Dios. Realizaba muchas obras de beneficencia para el pueblo de Israel y oraba a Dios constantemente. Un día, como a las tres de la tarde,[a] tuvo una visión. Vio claramente a un ángel de Dios que se le acercaba y le decía:
—¡Cornelio!
—¿Qué quieres, Señor? —le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo.
—Dios ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como una ofrenda —le contestó el ángel—. Envía de inmediato a algunos hombres a Jope para que hagan venir a un tal Simón, apodado Pedro. Él se hospeda con Simón el curtidor, que tiene su casa junto al mar.
Después de que se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado devoto de los que le servían regularmente. Les explicó todo lo que había sucedido y los envió a Jope.

La visión de Pedro

Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era casi el mediodía.[b] 10 Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis. 11 Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. 12 En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves.
13 —Levántate, Pedro; mata y come —le dijo una voz.
14 —¡De ninguna manera, Señor! —replicó Pedro—. Jamás he comido nada *impuro o inmundo.
15 Por segunda vez le insistió la voz:
—Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.
16 Esto sucedió tres veces, y en seguida la sábana fue recogida al cielo.
17 Pedro no atinaba a explicarse cuál podría ser el significado de la visión. Mientras tanto, los hombres enviados por Cornelio, que estaban preguntando por la casa de Simón, se presentaron a la puerta. 18 Llamando, averiguaron si allí se hospedaba Simón, apodado Pedro.
19 Mientras Pedro seguía reflexionando sobre el significado de la visión, el Espíritu le dijo: «Mira, Simón, tres[c]hombres te buscan. 20 Date prisa, baja y no dudes en ir con ellos, porque yo los he enviado.»
21 Pedro bajó y les dijo a los hombres:
—Aquí estoy; yo soy el que ustedes buscan. ¿Qué asunto los ha traído por acá?
22 Ellos le contestaron:
—Venimos de parte del centurión Cornelio, un hombre justo y temeroso de Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dio instrucciones de invitarlo a usted a su casa para escuchar lo que usted tiene que decirle.
23 Entonces Pedro los invitó a pasar y los hospedó.

Pedro en casa de Cornelio

Al día siguiente, Pedro se fue con ellos acompañado de algunos creyentes de Jope. 24 Un día después llegó a Cesarea. Cornelio estaba esperándolo con los parientes y amigos íntimos que había reunido. 25 Al llegar Pedro a la casa, Cornelio salió a recibirlo y, postrándose delante de él, le rindió homenaje. 26 Pero Pedro hizo que se levantara, y le dijo:
—Ponte de pie, que sólo soy un hombre como tú.
27 Pedro entró en la casa conversando con él, y encontró a muchos reunidos.
28 Entonces les habló así:
—Ustedes saben muy bien que nuestra ley prohíbe que un judío se junte con un extranjero o lo visite. Pero Dios me ha hecho ver que a nadie debo llamar *impuro o inmundo. 29 Por eso, cuando mandaron por mí, vine sin poner ninguna objeción. Ahora permítanme preguntarles: ¿para qué me hicieron venir?
30 Cornelio contestó:
—Hace cuatro días a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo en casa orando.[d] De repente apareció delante de mí un hombre vestido con ropa brillante, 31 y me dijo: “Cornelio, Dios ha oído tu oración y se ha acordado de tus obras de beneficencia. 32 Por lo tanto, envía a alguien a Jope para hacer venir a Simón, apodado Pedro, que se hospeda en casa de Simón el curtidor, junto al mar.” 33 Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha encomendado que nos digas.
34 Pedro tomó la palabra, y dijo:
—Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos, 35 sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia. 36 Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenas *nuevas de la paz por medio de *Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes conocen este mensaje que se difundió por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan. 38 Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero, 40 pero Dios lo resucitó al tercer día y dispuso que se apareciera, 41 no a todo el pueblo, sino a nosotros, testigos previamente escogidos por Dios, que comimos y bebimos con él después de su *resurrección. 42 Él nos mandó a predicar al pueblo y a dar solemne testimonio de que ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos. 43 De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados.
44 Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje.45 Los defensores de la circuncisión que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los *gentiles, 46 pues los oían hablar en *lenguas y alabar a Dios. Entonces Pedro respondió:
47 —¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?
48 Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedara con ellos algunos días.

La Biblia en un Año 26 De Febrero


Números 13-14

Nueva Versión Internacional (NVI)

Los israelitas exploran Canaán

13 El Señor le dijo a Moisés: «Quiero que envíes a algunos de tus hombres a explorar la tierra que estoy por entregar a los israelitas. De cada tribu enviarás a un líder que la represente.»
De acuerdo con la orden del Señor, Moisés los envió desde el desierto de Parán. Todos ellos eran jefes en Israel, y éstos son sus nombres:
Samúa hijo de Zacur, de la tribu de Rubén;
Safat hijo de Horí, de la tribu de Simeón;
Caleb hijo de Jefone, de la tribu de Judá;
Igal hijo de José, de la tribu de Isacar;
Oseas hijo de Nun, de la tribu de Efraín;
Palti hijo de Rafú, de la tribu de Benjamín;
10 Gadiel hijo de Sodi, de la tribu de Zabulón;
11 Gadí hijo de Susi, de la tribu de Manasés (una de las tribus de José);
12 Amiel hijo de Guemalí, de la tribu de Dan;
13 Setur hijo de Micael, de la tribu de Aser;
14 Najbí hijo de Vapsi, de la tribu de Neftalí;
15 Geuel hijo de Maquí, de la tribu de Gad.
16 Éstos son los *nombres de los líderes que Moisés envió a explorar la tierra. (A Oseas hijo de Nun, Moisés le cambió el nombre y le puso Josué.)
17 Cuando Moisés los envió a explorar la tierra de Canaán, les dijo: «Suban por el Néguev, hasta llegar a la montaña.18 Exploren el país, y fíjense cómo son sus habitantes, si son fuertes o débiles, muchos o pocos. 19 Averigüen si la tierra en que viven es buena o mala, y si sus ciudades son abiertas o amuralladas. 20 Examinen el terreno, y vean si es fértil o estéril, y si tiene árboles o no. ¡Adelante! Traigan algunos frutos del país.»
Ésa era la temporada en que maduran las primeras uvas.
21 Los doce hombres se fueron y exploraron la tierra, desde el desierto de Zin hasta Rejob, cerca de Lebó Jamat.[a]22 Subieron por el Néguev y llegaron a Hebrón, donde vivían Ajimán, Sesay y Talmay, descendientes de Anac. (Hebrón había sido fundada siete años antes que la ciudad egipcia de Zoán.) 23 Cuando llegaron al valle del arroyo Escol,[b]cortaron un sarmiento que tenía un solo racimo de uvas, y entre dos lo llevaron colgado de una vara. También cortaron granadas e higos. 24 Por el racimo que estos israelitas cortaron, a ese lugar se le llamó Valle de Escol.

Informe de los exploradores

25 Al cabo de cuarenta días los doce hombres regresaron de explorar aquella tierra. 26 Volvieron a Cades, en el desierto de Parán, que era donde estaban Moisés, Aarón y toda la comunidad israelita, y les presentaron a todos ellos un informe, y les mostraron los frutos de esa tierra. 27 Éste fue el informe:
—Fuimos al país al que nos enviaste, ¡y por cierto que allí abundan la leche y la miel! Aquí pueden ver sus frutos.28 Pero el pueblo que allí habita es poderoso, y sus ciudades son enormes y están fortificadas. Hasta vimos *anaquitas allí. 29 Los amalecitas habitan el Néguev; los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña, y los cananeos ocupan la zona costera y la ribera del río Jordán.
30 Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés, y dijo:
—Subamos a conquistar esa tierra. Estoy seguro de que podremos hacerlo.
31 Pero los que habían ido con él respondieron:
—No podremos combatir contra esa gente. ¡Son más fuertes que nosotros!
32 Y comenzaron a esparcir entre los israelitas falsos rumores acerca de la tierra que habían explorado. Decían:
—La tierra que hemos explorado se traga a sus habitantes, y los hombres que allí vimos son enormes. 33 ¡Hasta vimos *anaquitas! Comparados con ellos, parecíamos langostas, y así nos veían ellos a nosotros.

El pueblo se rebela

14 Aquella noche toda la comunidad israelita se puso a gritar y a llorar. En sus murmuraciones contra Moisés y Aarón, la comunidad decía: «¡Cómo quisiéramos haber muerto en Egipto! ¡Más nos valdría morir en este desierto!¿Para qué nos ha traído el Señor a esta tierra? ¿Para morir atravesados por la espada, y que nuestras esposas y nuestros niños se conviertan en botín de guerra? ¿No sería mejor que volviéramos a Egipto?» Y unos a otros se decían: «¡Escojamos un cabecilla que nos lleve a Egipto!»
Entonces Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra ante toda la comunidad israelita. Allí estaban también Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, los cuales habían participado en la exploración de la tierra. Ambos se rasgaron las vestiduras en señal de duelo y le dijeron a toda la comunidad israelita:
—La tierra que recorrimos y exploramos es increíblemente buena. Si el Señor se agrada de nosotros, nos hará entrar en ella. ¡Nos va a dar una tierra donde abundan la leche y la miel! Así que no se rebelen contra el Señor ni tengan miedo de la gente que habita en esa tierra. ¡Ya son pan comido! No tienen quién los proteja, porque el Señor está de parte nuestra. Así que, ¡no les tengan miedo!
10 Pero como toda la comunidad hablaba de apedrearlos, la gloria del Señor se manifestó en la Tienda, frente a todos los israelitas. 11 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
—¿Hasta cuándo esta gente me seguirá menospreciando? ¿Hasta cuándo se negarán a creer en mí, a pesar de todas las maravillas que he hecho entre ellos? 12 Voy a enviarles una plaga que los destruya, pero de ti haré un pueblo más grande y fuerte que ellos.
13 Moisés le argumentó al Señor:
—¡Recuerda que fuiste tú quien con tu poder sacaste de Egipto a este pueblo! Cuando los egipcios se enteren de lo ocurrido, 14 se lo contarán a los habitantes de este país, quienes ya saben que tú, Señor, estás en medio de este pueblo. También saben que a ti, Señor, se te ha visto cara a cara; que tu nube reposa sobre tu pueblo, y que eres tú quien los guía, de día con la columna de nube y de noche con la columna de fuego. 15 De manera que, si matas a todo este pueblo, las naciones que han oído hablar de tu fama dirán: 16 “El Señor no fue capaz de llevar a este pueblo a la tierra que juró darles, ¡y acabó matándolos en el desierto!”
17 »Ahora, Señor, ¡deja sentir tu poder! Tú mismo has dicho 18 que eres lento para la ira y grande en amor, y que aunque perdonas la maldad y la rebeldía, jamás dejas impune al culpable, sino que castigas la maldad de los padres en sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. 19 Por tu gran amor, te suplico que perdones la maldad de este pueblo, tal como lo has venido perdonando desde que salió de Egipto.
20 El Señor le respondió:
—Me pides que los perdone, y los perdono. 21 Pero juro por mí mismo, y por mi gloria que llena[c] toda la tierra, 22 que aunque vieron mi gloria y las maravillas que hice en Egipto y en el desierto, ninguno de los que me desobedecieron y me pusieron a prueba repetidas veces 23 verá jamás la tierra que, bajo juramento, prometí dar a sus padres. ¡Ninguno de los que me despreciaron la verá jamás! 24 En cambio, a mi siervo Caleb, que ha mostrado una actitud diferente y me ha sido fiel, le daré posesión de la tierra que exploró, y su descendencia la heredará. 25 Pero regresen mañana al desierto por la ruta del *Mar Rojo, puesto que los amalecitas y los cananeos viven en el valle.
26 El Señor les dijo a Moisés y a Aarón:
27 —¿Hasta cuándo ha de murmurar contra mí esta perversa comunidad? Ya he escuchado cómo se quejan contra mí los israelitas. 28 Así que diles de parte mía: “Juro por mí mismo, que haré que se les cumplan sus deseos. 29 Los cadáveres de todos ustedes quedarán tirados en este desierto. Ninguno de los censados mayores de veinte años, que murmuraron contra mí, 30 tomará posesión de la tierra que les prometí. Sólo entrarán en ella Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun. 31 También entrarán en la tierra los niños que ustedes dijeron que serían botín de guerra. Y serán ellos los que gocen de la tierra que ustedes rechazaron. 32 Pero los cadáveres de todos ustedes quedarán tirados en este desierto.33 Durante cuarenta años los hijos de ustedes andarán errantes por el desierto. Cargarán con esta infidelidad, hasta que el último de ustedes caiga muerto en el desierto. 34 La exploración del país duró cuarenta días, así que ustedes sufrirán un año por cada día. Cuarenta años llevarán a cuestas su maldad, y sabrán lo que es tenerme por enemigo.”35 Yo soy el Señor, y cumpliré al pie de la letra todo lo que anuncié contra esta perversa comunidad que se atrevió a desafiarme. En este desierto perecerán. ¡Morirán aquí mismo!
36 Los hombres que Moisés había enviado a explorar el país fueron los que, al volver, difundieron la falsa información de que la tierra era mala. Con esto hicieron que toda la comunidad murmurara. 37 Por eso los responsables de haber difundido este falso informe acerca de aquella tierra murieron delante del Señor, víctimas de una plaga. 38 De todos los hombres que fueron a explorar el país, sólo sobrevivieron Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone.

El pueblo intenta conquistar la tierra

39 Cuando Moisés terminó de decirles esto, todos los israelitas se pusieron a llorar amargamente. 40 Al otro día, muy de mañana, el pueblo empezó a subir a la parte alta de la zona montañosa, diciendo:
—Subamos al lugar que el Señor nos ha prometido, pues reconocemos que hemos pecado.
41 Pero Moisés les dijo:
—¿Por qué han vuelto a desobedecer la orden del Señor? ¡Esto no les va a dar resultado! 42 Si suben, los derrotarán sus enemigos, porque el Señor no está entre ustedes. 43 Tendrán que enfrentarse a los amalecitas y a los cananeos, que los matarán a filo de espada. Como ustedes se han alejado del Señor, él no los ayudará.
44 Pero ellos se empecinaron en subir a la zona montañosa, a pesar de que ni Moisés ni el arca del *pacto del Señorsalieron del campamento. 45 Entonces los amalecitas y los cananeos que vivían en esa zona descendieron y los derrotaron, haciéndolos retroceder hasta Jormá.


Hechos 8-9

Nueva Versión Internacional (NVI)
Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban.

La iglesia perseguida y dispersa

Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él.Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

Felipe en Samaria

Los que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban. Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les anunciaba al *Mesías. Al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje. De muchos endemoniados los *espíritus malignos salían dando alaridos, y un gran número de paralíticos y cojos quedaban sanos. Y aquella ciudad se llenó de alegría.

Simón el hechicero

Ya desde antes había en esa ciudad un hombre llamado Simón que, jactándose de ser un gran personaje, practicaba la hechicería y asombraba a la gente de Samaria. 10 Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y exclamaban: «¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios!»
11 Lo seguían porque por mucho tiempo los había tenido deslumbrados con sus artes mágicas. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas *nuevas del reino de Dios y el nombre de *Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron. 13 Simón mismo creyó y, después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. 15 Éstos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.
18 Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero19 y les pidió:
—Denme también a mí ese poder, para que todos a quienes yo les imponga las manos reciban el Espíritu Santo.
20 —¡Que tu dinero perezca contigo —le contestó Pedro—, porque intentaste comprar el don de Dios con dinero! 21 No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres íntegro delante de Dios. 22 Por eso, *arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención. 23 Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud del pecado.
24 —Rueguen al Señor por mí —respondió Simón—, para que no me suceda nada de lo que han dicho.
25 Después de testificar y proclamar la palabra del Señor, Pedro y Juan se pusieron en camino de vuelta a Jerusalén, y de paso predicaron el *evangelio en muchas poblaciones de los samaritanos.

Felipe y el etíope

26 Un ángel del Señor le dijo a Felipe: «Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza.» 27 Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope *eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la Candace, reina de los etíopes. Éste había ido a Jerusalén para adorar 28 y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carro, leyendo el libro del profeta Isaías. 29 El Espíritu le dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro.»
30 Felipe se acercó de prisa al carro y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó:
—¿Acaso entiende usted lo que está leyendo?
31 —¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica?
Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él. 32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente:
«Como oveja, fue llevado al matadero;
    y como cordero que enmudece ante su trasquilador,
    ni siquiera abrió su boca.
33 Lo humillaron y no le hicieron justicia.
    ¿Quién describirá su descendencia?
    Porque su vida fue arrancada de la tierra.»[a]
34 —Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe.
35 Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas *nuevas acerca de Jesús.36 Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:
—Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?[b]
38 Entonces mandó parar el carro, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino. 40 En cuanto a Felipe, apareció en Azoto, y se fue predicando el *evangelio en todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.

Conversión de Saulo

Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas de extradición para las sinagogas de Damasco. Tenía la intención de encontrar y llevarse presos a Jerusalén a todos los que pertenecieran al Camino, fueran hombres o mujeres. En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor. Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
—¿Quién eres, Señor? —preguntó.
—Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—. Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.
Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron atónitos, porque oían la voz pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.
10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión.
—¡Ananías!
—Aquí estoy, Señor.
11 —Anda, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, 12 y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
13 Entonces Ananías respondió:
—Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a tus *santos en Jerusalén. 14 Y ahora lo tenemos aquí, autorizado por los jefes de los sacerdotes, para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.
15 —¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las *naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. 16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.
17 Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.» 18 Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado; 19 y habiendo comido, recobró las fuerzas.

Saulo en Damasco y en Jerusalén

Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco, 20 y en seguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios. 21 Todos los que le oían se quedaban asombrados, y preguntaban: «¿No es éste el que en Jerusalén perseguía a muerte a los que invocan ese nombre? ¿Y no ha venido aquí para llevárselos presos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?» 22 Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el *Mesías.
23 Después de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para hacerlo desaparecer, 24 pero Saulo se enteró de sus maquinaciones. Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de eliminarlo. 25 Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un canasto por una abertura en la muralla.
26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no creían que de veras fuera discípulo. 27 Entonces Bernabé lo tomó a su cargo y lo llevó a los apóstoles. Saulo les describió en detalle cómo en el camino había visto al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con libertad en el nombre de Jesús. 28 Así que se quedó con ellos, y andaba por todas partes en Jerusalén, hablando abiertamente en el nombre del Señor. 29 Conversaba y discutía con los judíos de habla griega,[c] pero ellos se proponían eliminarlo. 30 Cuando se enteraron de ello los hermanos, se lo llevaron a Cesarea y de allí lo mandaron a Tarso.
31 Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor. E iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo.

Eneas y Dorcas

32 Pedro, que estaba recorriendo toda la región, fue también a visitar a los *santos que vivían en Lida. 33 Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que llevaba ocho años en cama. 34 «Eneas —le dijo Pedro—, *Jesucristo te sana. Levántate y tiende tu cama.» Y al instante se levantó. 35 Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor.
36 Había en Jope una discípula llamada Tabita (que traducido es Dorcas[d]). Ésta se esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres. 37 Sucedió que en esos días cayó enferma y murió. Pusieron el cadáver, después de lavarlo, en un cuarto de la planta alta. 38 Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, al enterarse de que Pedro se encontraba en Lida, enviaron a dos hombres a rogarle: «¡Por favor, venga usted a Jope en seguida!»
39 Sin demora, Pedro se fue con ellos, y cuando llegó lo llevaron al cuarto de arriba. Todas las viudas se presentaron, llorando y mostrándole las túnicas y otros vestidos que Dorcas había hecho cuando aún estaba con ellas.
40 Pedro hizo que todos salieran del cuarto; luego se puso de rodillas y oró. Volviéndose hacia la muerta, dijo: «Tabita, levántate.» Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. 41 Él, tomándola de la mano, la levantó. Luego llamó a los *creyentes y a las viudas, a quienes la presentó viva. 42 La noticia se difundió por todo Jope, y muchos creyeron en el Señor. 43 Pedro se quedó en Jope un buen tiempo, en casa de un tal Simón, que era curtidor.